8 de marzo de 2017, jornada de lucha y de memoria



El 8 de marzo no es una fecha cualquiera, es un día de profundo significado político, de batallas por la vida y los derechos, no solo de las mujeres sino de toda la humanidad. Es una fecha que recuerda la lucha de mujeres trabajadoras frente a la desigualdad a comienzos del siglo XX, las terribles condiciones laborales imperantes y la represión patronal y estatal que tuvieron que enfrentar.

En honor a su memoria, con la misma bandera de lucha y las mismas voces que no pudieron acallar con el fuego, a ellas nos sumamos desde entonces millones alrededor del mundo, proclamando igualdad, paridad, equidad y derecho a una vida sin ninguna clase de violencia.

El 8 de marzo es un día de unidad en la lucha, de claridad en las metas, y de presencia en las calles con toda nuestra fuerza y ternura, con toda la valentía y la alegría, para defender los logros que hemos conseguido y no ceder nunca más ante el machismo ni en la política ni en ninguna instancia de la vida.

Porque hemos conseguido mucho en estos años, pero es mucho lo que aún falta por hacer.

Terminamos con la tercerización que negaba los derechos laborales de miles de hombres y mujeres en el país; reconocimos los derechos de las trabajadoras domésticas; gracias a la decisión del pueblo en Consulta Popular se penalizó la no afiliación a la seguridad social; reconocimos los derechos de las amas de casa y las mujeres dedicadas al cuidado para que tengan derecho a una jubilación; prohibimos el despido de mujeres embarazadas y de líderes y lideresas sindicales; se ampliaron los permisos por maternidad y lactancia hasta un año y también reconocimos el derecho de los padres a esta licencia; para terminar con el viejo estigma del apellido materno como propio de las madres solteras hoy se puede elegir el orden de los apellidos para los hijos, al igual que los adultos pueden elegir su género en el documento de identidad; en el caso de los matrimonios, hoy la esposa puede ser la administradora de la sociedad conyugal; y para defensa de los derechos de los hijos e hijas las prestaciones del IESS se ampliaron para pago de pensiones alimenticias atrasadas; hemos defendido nuestro cuerpo para que no sea utilizado de manera procaz en publicidades y hemos transitado un largo camino para establecer que a igual trabajo igual remuneración… ¡y no vamos a ceder ni un centímetro en lo conseguido!

Vamos a seguir denunciando el machismo en todas sus formas, porque ¡el machismo es violencia! Y precisamente, esta es una fecha que nos recuerda la  lucha tenaz que afrontamos contra la violencia, contra el femicidio y los crímenes de odio. Hemos dado grandes pasos para reconocer este problema que no es íntimo sino social, pero todavía no vencemos a la bestia. Hoy decimos fuerte y claro: ¡Ni una menos!

Le decimos NO a la violencia física, sicológica, simbólica, patrimonial u obstétrica. Y desde la Asamblea hemos trabajado en defensa de los derechos en cada ley, para incluir el factor de género, para defender los derechos de esas mujeres cabezas de hogar, de las campesinas, de las artesanas, de las obreras, de las estudiantes y profesionales.

Por eso vamos a las calles a conmemorar los logros que hemos conseguido en estos años y vamos a recordar a todas las mujeres valientes que nos antecedieron en esta lucha compartida por una sociedad mejor.

Vamos a manifestarnos para que nunca regrese un pasado de desprecio y subordinación para las mujeres y para el pueblo ecuatoriano.

Durante décadas el neoliberalismo y la bancocracia mantuvieron a nuestra región sumida en la miseria, sin obras ni servicios públicos, sin cobertura de derechos humanos elementales, como la salud o la atención a la vejez, sin hacer un colegio en 40 años, o un hospital, o una hidroeléctrica, o casi nada. Ante la monumental obra pública que se ha realizado en estos años, solo podemos preguntarnos ¿cuánto nos robaban, cuánto tenían o tienen en paraísos fiscales algunos personajes que hoy se presentan como salvadores del pueblo, cuando lo único que hicieron en el pasado fue salvar a la banca y a sus propios intereses?

Los logros de género constituyen conquistas sociales inseparables de una política de redistribución de la riqueza, de fortalecimiento de lo público y de defensa de los derechos del ser humano muy por encima de los intereses del capital.

La inversión social realizada en esta década es la más grande de nuestra historia. Y eso es lo que la derecha desea parar a toda costa. Porque salud, educación, seguridad, son para ellos no derechos, sino gasto, despilfarro.

El ejemplo de Brasil nos permite ver claramente los peligros que representa esa derecha para los pueblos y para la participación política de las mujeres: luego de tomar el poder mediante un golpe parlamentario y establecer medidas económicas antipopulares,  se decide eliminar la inversión social por 20 años. Y en el nuevo gobierno brillan por su ausencia las mujeres, los indios, los negros y los pobres.

Esa es la receta continental preparada por la derecha unida. No son solamente los avances de género los que están amenazados, sino el futuro del país. Los anuncios por parte del candidato Lasso no dejan lugar a dudas en cuanto a los intereses que defiende y expresa: entregar al lucro privado la atención en salud, educación y vivienda. A los mismos intereses privados que por décadas se enriquecieron a costa de las grandes mayorías y aprovechando el abandono del Estado.

Por eso, este 8 de marzo, es un día de memoria y de lucha, en el que las mujeres nos unimos para seguir caminando a paso firme, recogiendo el legado de generaciones de compañeras luchadoras, para cerrarle el paso a la derecha restauradora de los privilegios y mantener abiertos para el Ecuador los horizontes de la justicia y la igualdad para todas y todos.