Desde la Asamblea Nacional, impulsamos un análisis profundo para lograr una ley que esté a la altura de las necesidades del país, que incorpore voces colectivas y que garantice la libertad creativa como principio inalienable.

Debemos, desde los parlamentos, seguir impulsando políticas económicas propias y de acuerdo a las realidades de nuestros países, sin tutelajes y pensando con cabeza propia las soluciones a nuestros problemas.

Porque creemos que la mejor manera de sostener la trascendencia de este proceso de cambio es a través del fortalecimiento del tejido social y la construcción de poder popular. Porque construir poder popular es construir futuro.

Sin el trabajo de las mujeres en el campo, tal vez ya no tendríamos fuentes de agua limpia, porque parte de su labor es cuidar el agua; sin ellas, las únicas semillas que tendríamos serían las comercialmente viables.

Romper esos estereotipos de género que están en la base de la violencia contra las mujeres no es una tarea sencilla, pero es un trabajo constante que tenemos la obligación de hacer quienes militamos por una sociedad de hombres y mujeres que convivan en igualdad, una sociedad emancipada de toda forma de discriminación y explotación.