PALABRAS PRONUNCIADAS EN LA POSESIÓN DEL DIRECTORIO DEL COMITÉ DE LA EMPRESA ELÉCTRICA DE QUITO
Antes que nada, quiero agradecer a Marcelo Solórzano, y a todas y todos los compañeros por la invitación a esta posesión del directorio del comité de la Empresa Eléctrica de Quito.
Estamos orgullosas y orgullosos de contar con un directorio de primer nivel, con trabajadoras y trabajadores comprometidos no solamente con su empleo, sino con la construcción de este proyecto político que ha reivindicado –y seguirá reivindicando, que no quepa duda de eso- los derechos de los obreros y de todos los sectores históricamente excluidos por el capitalismo.
Tenemos que recordar cómo era la Patria antes de esta Revolución, ahora que estamos de aniversario. En el momento en el que olvidemos esa terrible realidad estamos en riesgo de acomodarnos, dejar de luchar y perder todo lo ganado.
Recordemos aquellos años de neoliberalismo, de “Estado mínimo”, en donde la clase trabajadora fue maltratada sin ningún tipo de consideración, fue utilizada por los demagogos y fue menospreciada por los gobiernos de turno. Recordemos cuando no había derechos, no había perspectiva de futuro laboral, cuando al parecer todo estaba acabado.
Pero hagamos memoria que también fueron años de lucha, de resistencia, de organización popular; años de caminar por las calles, de derrocar gobiernos, de empujar sin descanso por una transformación radical de nuestra realidad, fueron tiempos en donde se gestó la revolución que vino a derrotar a las políticas impuestas desde el exterior y por las élites nacionales.
Recordemos, compañeras y compañeros, por unos instantes, cómo fueron esos años y reflexionemos sobre dónde estamos hoy, qué nos falta por hacer y hasta dónde podremos llegar. Impensable era en aquél tiempo que las autoridades caminaran codo a codo con el pueblo, con los trabajadores, casi imposible que tuvieran un mismo sentir, que celebraran como hoy lo estamos haciendo en unidad y con esperanza.
Impensable era que se caminase mano a mano construyendo Patria, por el simple hecho de que mientras los trabajadores luchaban por sus derechos, las élites políticas luchaban por sus beneficios. Hoy transitamos todos por un mismo camino: el camino del Buen Vivir, con un mismo objetivo que es la emancipación definitiva de nuestro país.
Solo recordando podemos valorar nuestro proceso, que le ha devuelto la dignidad al pueblo ecuatoriano, que le ha devuelto la esperanza, las ganas de soñar, de construir utopías.
Valorar estos años no significa solamente celebrar sobre lo ganado, sino aprender de los errores, corregir la ruta y profundizar la organización, construir poder popular, mantener el gobierno arriba -con eficiencia, con espíritu de servicio-, y hacer movimiento abajo -con militancia, con entrega y con pasión. Sólo de este modo podremos dar continuidad al proceso: buen gobierno arriba y movimiento social organizado abajo, que no se nos olvide.
Vienen tiempos de lucha, de disputa, porque los capitales trasnacionales no se van a quedar con las manos cruzadas, van a intentar sabotearnos, debilitarnos, y hay que estar preparados.
Por eso celebramos que haya compañeras y compañeros que han entregado sus años a la causa en la nueva directiva, y celebramos también que la juventud, que viene empujar para sostener este proceso muchos años más, se esté sumando a la dirigencia de las y los trabajadores. Sólo con esta fuerza no dejaremos de recordar, de valorar y de construir.